Están los que empezaron haciendo cerveza para consumo personal.
Para un evento. Para los amigos.
Están los que aprendieron en un curso.
Los que miraron un tutorial en internet.
Los que aprendieron de otro maestro cervecero.
Y están los autodidactas.
Los que arrancaron probando, equivocándose y volviendo a probar.
Pero muchos de ellos, en algún momento, decidieron ampliar
su público y compartir su creación con grupos más grandes.
Conocemos ese camino y sabemos cómo acompañarlo.
Tenemos los insumos que garantizan la creación
de una cerveza de calidad.
Seamos libres y arriesgados.
Probemos miles de recetas antes de quedarnos con una.
Pero seamos también responsables.
Porque la cerveza es una bebida legendaria y merece ser honrada.